miércoles, 17 de enero de 2007

Letras Canciones Mary One

Coco

Es un viaje de vela a un país sin territorio.
Sopla el viento estático, luchando contra el tiempo.
Vamos donde llueve azúcar y gatos azules.
Es el país de la afasia: donde lenguaje es piel.

Guardan la luna en la despensa
por no esperar, si no se quiere,
a que la noche llegue.
Por no esperar, porque no se quiere,
a que la noche aceche.

Es un país de cardíacos sudores,
de besos bajo las faldas.
Lugar de botones rotos,
rincón de las ganas locas.
Vale todo, mejor sin manos.
Vale todo ¡ponle miel!

Es un viaje de vela al país de los mejores mimos,
por cada cuerpo un templo y un único monje-artista.
Toman coco -suave sabor- siempre en la mañana.
Aman como Epicuro: todo el tiempo en la cama.


El arte es un deporte de combate
“La sociología es un deporte de combate” Bourdieu, P.

¡Ha tomado las calles! gritaban las abuelas.
Desnudos, los niños, a los viejos desvestían.
Pincelada certera contra los tonos grises.
El arte se subleva y yo soy su aliado.

Es la melodía que anuncia el nuevo día:
un arco iris de ritmo: reyerta definitiva.
Vamos a hacer del arte un deporte de combate.
Sin arte, la nada; una revolución ensimismada.

Quema de museos ¡Ya está bien de cementerios!
Quema de poetas ¡Ya está bien de dirigentes!
Ocaso del artista; no hará arte, será arte.
Y ha tomado las calles -lloraba el rico de miedo.


La poésie est dans la rue


París, 1848,
el laberinto de callejuelas beneficia la insurgencia.
El ejército es vilipendiado ante tal arquitectura
y Napoleón III decide sus apaños.
Hausmann es artífice del magnificado ensanche,
y en nombre del comercio abre rondas, avenidas.
No estarán más las calles al servicio disidente.
Eso opinan crédulos, eso opinan ¡Crédulos!

La inseguridad de la seguridad, la inseguridad de la seguridad...

No entienden que no importa qué cosa ellos hagan:
los bulevares son cercados por calles contiguas,
en cada cámara hay siempre un punto ciego,
somos vapor a presión: escapando por válvula.
Estamos en sus grietas y somos maestro de fuegos,
en la noche bailamos al son de autos ardiendo,
Avenidas son papel; gravamos nuestros versos
¿Y eso piensan, crédulos? ¿Eso opinan? ¡Crédulos!

La inseguridad de la seguridad, la inseguridad de la seguridad...

Policía en todas las travesías.
Policía enturbiando el día a día
Sus sirenas prolongan la condena.
Policía molestando, hasta estos versos vigilando.

Es su imperio y lo llaman de la ley,
lo creen seguro y no lo es, siempre tendrán batalla.
¡Ay! Señoras, ha llegado mi mensaje:
esta letra-bomba-señal anunciando el abordaje.

La inseguridad de la seguridad, la inseguridad de la seguridad...


El exilio (ser el sur)

El ocaso, el jazz, también las flores de fumar,
el viaje, su risa o el poema que es la brisa.
La protesta, el anhelo, un arco iris rasga el cielo,
cerrar los ojos, abrir las manos, vivir en trance: respirar.

Era secreto: excavaba la evasión bajo la cama,
¿Dirección? La estación: perfecto enlace de la fuga.
Voy a buscarte siempre al sur...
Cerrar los ojos, respirarte, y esta vez sólo sentir.


En medio del corral: un globo aerostático.
Y en él quiero meter todas las cosas que me hagan sentir bien.
En medio del corral construyo un exilio particular,
para volar con él cuando las cosas dejen de ir bien.


Era convicto: escapaba. No encontraba la salida.
Y por hallarla levantaba incluso el manto de la tierra.
No hay dorados, ni cipangos... sólo...
Cerrar los ojos, abrir las manos, vivir en trance: respirar.

Era una vida de detalles. El principito lo llamaban.
Era rico: no laboraba. Impecune: el más dichoso.
Era el sur y me buscaba...
Cerró los ojos, me abrazó y esta vez sólo sintió.


El ojo del huracán

La mirada tras el tragaluz
somete al esfuerzo de observar desenfocado.
Tras ese punto, todo cambia;
es la revuelta de las formas, la inversión de los enfoques.

Observen, señores, tras el agujero
de la caja de cartón en que se hallan presos.
El mundo gira bajo un sol que derrite
estructuras de edificios, castidad de sus contornos.

Es ésta una mirada elegante
que a la vez atiende al ratón y al elefante.
Una mirada en pie de guerra contra la univocidad,
foco rebelde que devela lo que nadie atendió al ver.

Cuentan de un niño, que en el principio de los tiempos,
un libro encontró, de título: “la verdad”
y cuentan que ese niño, lo miró ingenuamente,
lo tomó sin leerlo y a la hoguera lo lanzó.

Sobran líneas rectas, a mí me sobra la Biblia
y me sobra el Corán, el libro rojo o el Mein kampf
El mundo es deforme, he visto vigas con caderas,
nada conserva su forma tras el paso del huracán.


“Golpes contra-silencio”

(Para Evo Morales: porque nacionalizar los hidrocarburos es una bella manera de borrar los silencios de ese incierto futuro que se registra en la historia)

El silencio es la potencia
de toda melodía imaginable
¿Cómo de grande es la paleta
de este lienzo sin pintar?

¿Cuántas estrellas caben
en esta noche interminable?
¿Cuantos golpes sobran?
¿Cuantas reyertas faltan?

Sucede cada instante atravesado de sonidos,
silba el pentagrama cada cosa que pasó.
Suena hoy mal la sinfonía, seguiremos insistiendo:
es la canción infinita; prevé silencios que hay que escribir bien.

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